Las cocinas de la madre promedio se caracterizan por a) tener una nevera repleta de pecados capitales, b) incluir una cocina siempre alerta para prepararte un huevo frito tan pronto como digas ‘tengo hambre…’ y c) estar llenas de figuritas, imanes, vasijas de barro y artículos de menaje del año 233 antes de Cristo. Pero eso, amig@s, está cambiando.
Ahora nosotr@s, la siguiente generación, nos estamos encargando de que todo quede lo más guay posible. Somos eclécticos. Y como tal nos encantan las teteras y los platos de café de nuestras abuelas, las sillas que algún loco nórdico diseñó en un par de tardes, los cupcakes y por supuesto, las ilustraciones molonas de [escribiremos su nombre aquí cuando lo descubramos].
No dirás que no les harías un hueco en cualquier rincón de tu cocina. Nosotros sí. De hecho, ya estamos buscándoles uno :)
Yo si fuese el queso, no estaría tan feliz junto al rallador…
jajaja pues tienes razón, a lo mejor es que le hace cosquillas :P
el autor es Teo Zirinis
Ok muchas gracias! ha sido todo un descubrimiento :)
Acabo de descubrir este lugar. Me parece la leche. Muy buena idea!!!!!!